martes, 21 de octubre de 2014

SIETE, EL TIEMPO NO EXISTE

A medida que nos acercábamos no he dejado de mirar desde la ventanilla y la primera impresión que he tenido, es ver pueblos muy pequeños en trozos de tierra redondos…. Son las 11:20 am, acabo de llegar. El avión ha hecho un aterrizaje normal.
-Cuando llegues no vayas con esa actitud de muchacha triste y formal-, me dijo en tono de advertencia, porque me conocía a la perfección…. ¿Quién lo dijo o quien lo dice?
La de hoy  ha echado a llorar al recordar aquel suceso y la chica triste y formal que acaba de aterrizar la mira desconcertada y le pregunta asombrada: -¿Por qué lloras, si esto era lo que más querías hacer en aquel momento de tu vida?
Me bajo del avión, me arrodillo, beso la tierra que la vio nacer. Mi maleta es la última que sale y emprendo un camino que desconozco, pero que lo sabe bien mi corazón.
Vengo a esta tierra a curarme, he pensado mientras voy caminando y atravieso el aeropuerto con mi equipaje. Los policías me miran  y no preguntan nada, solo sonríen.
Sentada en mi escritorio, frente a mi ordenador de trabajo, rodeada de papeles, el número siete ronda por mi cabeza. Son las 11:20 am. La de hoy tiene la misma soledad que la muchacha triste y formal que acaba de aterrizar. He ahí la respuesta a su pregunta.
El tiempo no existe si nos ubicamos en la misma hora y en el mismo lugar, aunque haya pasado un intervalo de siete años. Al menos eso experimento yo al situarme allí, justo en ese instante.
Tengo que llamarla, hoy es su cumple. Un día como hoy ella nació a la vida y un día como hoy yo nací a esta tierra, su misma tierra. ¿Casualidad?
Está entrando el Otoño y por estos días ha llovido.

Maria de la Luz (21 de Octubre de ambos años 2007 y 2014).