La chica acudió a un evento y para ello,
al parecer, tuvo que trasladarse. El sitio al que acudió estaba conformado por
hermosos salones muy amplios con cortinas blancas y jardines llenos de flores.
Había en él mucha gente que danzaba. Ella se asomó a un salón grande y vio a su
conocido bailando o para ser mas exactos, dando instrucciones de baile a otro
chico. Su conocido vestía una camisa blanca y una especie de pantalón-falda de
una tela fina de color verde claro que brillaba. Él la vio o al menos sabía que
ella estaba allí mirándolo, pero mantuvo la actitud del que no se ha percatado
de la presencia de otra persona. Ella caminó hacia uno de los jardines y allí
visualizó un ave grande que parecía una paloma echada en el piso, estaba echada
de tal manera que no se veían ni su cabeza ni sus patas. Su plumaje de un
blanco muy hermoso resaltaba y acaparaba su admiración.
Repentinamente la hermosa ave se
transformó en su amigo S… y le dijo de forma cariñosa y alegre: -Soy yo, S...-
y ella con entusiasmo, con una gran sonrisa y con seguridad le dijo: -Sé que
eres tú S…, me alegra saludarte-. Su amigo S… le dijo: -Te traigo este regalo-,
y le entregó a ella una tela o pergamino dorado. Ella lo recibió con mucho
regocijo y le dijo que si, que sabía que ese regalo era para ella y le dio las
gracias. Conversaron ella y S… algunas palabras que no logra recordar, como
tampoco logra recordar el mensaje que estaba escrito en el pergamino. Acto
seguido ella se dirigió hacia las afueras de uno de los salones de baile donde
había otro jardín y allí estaba su conocido con otras personas, eran sus amigas
que también les gustaba bailar, todos estaban vestidos de blanco. Ella los vio
a cierta distancia y pensó para sí, él está con la gente que le gusta y donde
él quiere estar. Ella decidió retirarse del lugar no sin antes darse cuenta de
que él la miraba, y percibiendo que él quería acercarse a ella, hablarle y no
podía hacerlo. Lo último que recuerda de su sueño es la mirada y la expresión
del rostro de su conocido, eran la mirada y la expresión del que está
prisionero. Su regalo (pergamino) lo llevaba en la mano.
Para ella este fue un sueño triste
enmarcado en un ambiente de mucha belleza. Sin duda alguna amplios salones con
níveas y transparentes cortinas, floridos jardines llenos de multicolores
flores y un misterioso regalo otorgado por una querida persona, hacen que las
sensaciones de este sorprendente sueño no se borren de su memoria. Es extraño
que a pesar del tiempo transcurrido los colores y las texturas de las imágenes de
su sueño permanezcan nítidas en su recuerdo, y por ello no puede dejar de
percibir un ambiguo halo de premonición cuando las evoca.
Ella estampó su firma y cerró su diario
sintiendo lo de siempre, que sus sueños siguen un camino propio que además de
poseer el atributo de ser guías para su alma también se convierten en una fuente
inagotable de inspiración para sus escritos.