domingo, 15 de marzo de 2015

EL LABERINTO


En incontables ocasiones, el hombre cavisbajo había pasado por la salida de aquel lugar sin darse cuenta. Con su mirada clavada en el piso y cansado de dar vueltas a las que no les encontraba sentido ni orientación, estaba a punto de echarse a llorar. Se preguntaba una y otra vez que como había ido a parar a aquel laberinto, que nunca había visto en su cotidiano transitar por el camino que lo llevaba a su faena diaria. Había intentado pedir ayuda dando gritos, pero había sido inútil, nadie atendía a su llamado. Había corrido y caminado en uno y otro sentido una y otra vez, colocando marcas para no volver a pasar por el mismo lugar. También había sido inútil. Intentaba recordar, en qué punto del camino había entrado en aquel intrincado laberinto, para ver si así podía encontrar una solución a su situación. Ya dándose por vencido, se tumbó en el piso, cansado física y mentalmente, y lloró un rato con las manos puestas en su rostro. Quedándose dormido, soñó que era un ave que volaba velozmente surcando el cielo. Cuando despertó dirigió su mirada hacia arriba, aunque no tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado en aquel lugar, aún era de día y el sol brillaba en un cielo muy azul. Se puso de pie y sin dejar de mirar hacia arriba comenzó a caminar, en ese momento se dio cuenta de que todo el tiempo había estado siguiendo las paredes del laberinto, que no había levantado su mirada más allá de unos cuantos metros delante de sus pasos. Comenzó a correr sin dejar de mirar las aves que volaban en lo alto y enseguida, para su sorpresa, encontró la salida la cual pudo ver a lo lejos, remontando la mirada por sobre las paredes del laberinto. Se dio cuenta que cambiando de perspectiva había cambiado su circunstancia.


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Gracias por volar en el cielo de mis palabras!!!