Al principio no se le notaba. Como
si fuera el más común de los mortales a mis ojos se vislumbraba como un hombre
atractivo e interesante. Pensaba para mis adentros que su vida estaba llena de
actividades importantes así me lo hacían concluir sus talentos y cualidades, aunque
cierto aire de arrogancia que dejaba traslucir de vez en vez, me hacía pensar
en otras posibilidades inciertas acerca de su persona.
-¿Qué cómo me di cuenta?- Me di
cuenta en el momento justo en que pronunció la descabellada frase: -“Tu estás
confundida”-. Entonces fui víctima de sus contradicciones y comprendí, que en su interior se libraban grandes
batallas emocionales y luchas consigo mismo. Caminar por la vida anulando
los asuntos del alma y del corazón, se había convertido en su gran locura.
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