Como cada jueves en la
tarde, perro y niña estaban allí de frente a la gran estantería, mirando de
arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba todos aquellos libros. Lo que más le
llamaba la atención a Penélope, eran los colores. Aquella gran cantidad de
libros de todos los colores formaban en su conjunto y a sus ojos un colorido y
muy atractivo panorama.
A los usuarios de aquella
biblioteca no les pasaba desapercibido
que aquella chiquitina y su compañero perruno miraran con tanto interés y por
largos ratos la estantería del pasillo central.
Mientras su abuelo hacia su
gestión de costumbre, Penélope y Peluso formaban un hermoso cuadro digno de ser
pintado por el mejor pintor. Sus cabezas inclinadas ligeramente hacia arriba y
los ojos muy abiertos los convertía en grandes observadores de todos aquellos
libros.
A Penélope le encantaba
imaginar las mágicas historias escritas en ellos. Para la niña en los libros de color azul, estaban
escritas las historias de hadas, en los de color rojo se contaban las historias
del circo, en los libros color verde estaban las historias de bosques
encantados, en los de color rosa se narraban las vidas de príncipes y
princesas, en los libros color negro se hablaba de fantasmas, brujas y
misterios y en los de color violeta aparecían las peripecias del duende Benito.
Y por supuesto que la niña estaba segura de que el duende Benito vivía entre
los libros. Si hasta algún día le pareció verlo asomado por allí entre los
libros de color blanco.
Cuando su abuelo caminaba
hacia la puerta de la biblioteca, ya era señal de que se tenían que ir.
Automáticamente niña y perro emprendían la marcha hacia el encuentro con el
anciano, quien mientras caminaba con paso lento y un libro entre sus manos, no
podía evitar pensar la gracia que le causaba el encantador espectáculo que
ofrecían su nieta y mascota a los usuarios de la biblioteca.
Ya de regreso caminando por
la vereda, Penélope solía decirle a Peluso que cuando fuera grande trabajaría
en la biblioteca, se leería todos los libros y descubriría el lugar exacto
donde vivía el duende Benito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por volar en el cielo de mis palabras!!!