jueves, 23 de abril de 2015

LA ESTANTERÍA DE LIBROS


Como cada jueves en la tarde, perro y niña estaban allí de frente a la gran estantería, mirando de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba todos aquellos libros. Lo que más le llamaba la atención a Penélope, eran los colores. Aquella gran cantidad de libros de todos los colores formaban en su conjunto y a sus ojos un colorido y muy atractivo panorama.
A los usuarios de aquella biblioteca  no les pasaba desapercibido que aquella chiquitina y su compañero perruno miraran con tanto interés y por largos ratos la estantería del pasillo central.
Mientras su abuelo hacia su gestión de costumbre, Penélope y Peluso formaban un hermoso cuadro digno de ser pintado por el mejor pintor. Sus cabezas inclinadas ligeramente hacia arriba y los ojos muy abiertos los convertía en grandes observadores de todos aquellos libros.
A Penélope le encantaba imaginar las mágicas historias escritas en ellos. Para la  niña en los libros de color azul, estaban escritas las historias de hadas, en los de color rojo se contaban las historias del circo, en los libros color verde estaban las historias de bosques encantados, en los de color rosa se narraban las vidas de príncipes y princesas, en los libros color negro se hablaba de fantasmas, brujas y misterios y en los de color violeta aparecían las peripecias del duende Benito. Y por supuesto que la niña estaba segura de que el duende Benito vivía entre los libros. Si hasta algún día le pareció verlo asomado por allí entre los libros de color blanco.
Cuando su abuelo caminaba hacia la puerta de la biblioteca, ya era señal de que se tenían que ir. Automáticamente niña y perro emprendían la marcha hacia el encuentro con el anciano, quien mientras caminaba con paso lento y un libro entre sus manos, no podía evitar pensar la gracia que le causaba el encantador espectáculo que ofrecían su nieta y mascota a los usuarios de la biblioteca.

Ya de regreso caminando por la vereda, Penélope solía decirle a Peluso que cuando fuera grande trabajaría en la biblioteca, se leería todos los libros y descubriría el lugar exacto donde vivía el duende Benito.

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