Se quedó callada ante
aquello que lastimó su alma.
Aquel nueve de junio las
lágrimas invadieron su rostro y el cinismo de las palabras de aquella
conversación, bailó su danza con aires de soberbia. Por un tiempo sintió
vergüenza, lástima de si misma y mucha tristeza. Y entonces llegó la soledad
cargada de lágrimas, y paradójicamente también llegó la amistad en forma de
consuelo, de la mano de un caballero-amigo y de una hermana-amiga. Durante un
año se quedó callada ante aquello que lastimó su alma. Hoy soplan vientos
fuertes, hay nuevos aires y se divisa por fin un horizonte lleno de esperanza.
Ya no más vergüenza, ni lástima. Nunca existieron. Sólo fue el miedo que
quiso jugar su juego. Y aunque el orgullo
y la arrogancia quisieron hacer su reaparición e infundir temor, ella con
valentía pronunció palabras fuertes, sentidas y certeras. Ha dado una lección y
no guarda rencor porque su soledad la vistió de sabiduría. Y allí, en ese lugar
donde habita el temor, yace él, inmóvil y acorralado en su cobardía, en cambio
ella, aunque algunas lágrimas le dan brillo a su mirada de vez en cuando, alza
el vuelo, porque soplan vientos fuertes, hay nuevos aires y se divisa por fin
un horizonte lleno de esperanza.
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Gracias por volar en el cielo de mis palabras!!!